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Acerca de

La plaza de Mercado de las Cruces se fundó en 1920 y hace parte de los establecimientos de patrimonio cultural de Bogotá que alberga una gran riqueza intangible e histórica. No obstante, en los últimos años, la plaza ha presentado una serie de transformaciones físicas y sociales como consecuencia de las remodelaciones que la Alcaldía realizó un este equipamiento, primero en el 2004 y luego en el 2010. Aunque estos proyectos buscaban mejorar las condiciones sanitarias y de distribución del espacio, los efectos sobre sus personajes fueron distintos a los esperados.

 

Esta remodelación, junto a sus respectivas normativas de habitabilidad, desplazó a muchas trabajadoras/es, generando altos niveles de desocupación y, por consiguiente, haciendo que las prácticas económicas, comunitarias y sociales que allí se gestaban también hubieran perdido fuerza. El ejemplo más claro de los efectos negativos que estas transformaciones han generado sobre las prácticas cotidianas de este espacio es la pérdida de los jueves nocturnos. Allí, tradicionalmente, se abría una franja horaria entre las 5 pm y las 10 pm donde los y las vendedoras sacaban sus productos de abastecimiento, artesanías y alimentos para llamar la atención de diversos compradores de la ciudad. Esto iba acompañado de juegos comunitarios como la elaboración de años viejos, y de un ambiente familiar que fortalecía el tejido social de la zona. Además, permitió movilizar las economías hacia el barrio, convirtiéndose en un punto de acopio clave para los y las bogotanas.

Así, aunque los habitantes del sector y trabajadoras/es de la plaza han intentado mantener el movimiento de este lugar, guiándose en gran medida por el cariño y sentido de apropiación que tienen del barrio, la plaza ha pasado a ser un espacio lleno de nostalgia, producto del abandono físico y la desocupación.

 

Nuestra propuesta se enmarca en torno a este proceso de readaptación de la plaza. Busca, mediante ejercicios plásticos y de narración especulativa, evocar la memoria de sus habitantes (presentes y pasados) e invitar a imaginar los futuros posibles de la plaza y del barrio para pensar este espacio como un lugar donde se pueda crear y habitar desde la imaginación. En ese sentido, el objetivo de este proyecto es crear mundos posibles desde el diseño y elaboración de años viejos - rescatando esta práctica comunitaria- que  representan  agentes,  objetos,  escenarios  e  imaginarios  que  los  participantes relacionen  con este espacio desde el  recuerdo  y  la  imaginación  para  situarlos espacialmente en la  actualidad, como un ejercicio de habitabilidad, memoria y creación de otros mundos posibles.

Evocar memorias  e imaginarios:
Otra forma de habitar la
plaza

 

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